Del Hielotrón al Hospital de campaña COVID19

En estos días de confinamiento, en dosurbanas arquitectura venimos investigando sobre las diferentes situaciones de emergencia en las que pueden aplicarse las unidades móviles conectables Community, con ocasión del desarrollo de nuestro proyecto para  TinyhausSpain. Hoy nos ha llamado la atención el Hospital de emergencia hinchable fabricado por la empresa española Tecnodimensión para México. Tal y como explican en la empresa, “el hospital de emergencia está concebido como la respuesta más rápida a un centro de atención inmediata frente a catástrofes, emergencias sanitarias, desastres naturales o centros de intervención móvil. Estas carpas de acción rápida actúan como tiendas de campaña modulares hinchables adaptables en cualquier terreno permitiendo su rápida instalación sin importar el espacio, siendo así una solución efectiva para responder a las necesidades de regiones sin infraestructura médica especializada. Cada unidad móvil inflable está creada en función de los requerimientos del cliente que para satisfacer las necesidades de la población.(…)”.

A la izquierda imagen del Hospital de Emergencia de Tecnodimensión. A la derecha Hielotrón de José Miguel de Prada Poole.

A nuestros vecinos de Montequinto, a los más antiguos del lugar, probablemente la imagen del hospital les retrotraiga a aquella singular instalación a base de cúpulas de lonas hinchables conocida como Hielotrón: un complejo deportivo y de recreo, que abría sus puertas en la primavera de 1976 sobre unos terrenos ubicados a las afueras de este barrio de Dos Hermanas, junto al hoy polígono industrial Fuentequintillo. De la instalación tan solo se conserva a día de hoy la traza de su cimentación, en el borde del núcleo urbano junto al canal.

Hielotrón fue diseñado en 1971 por el arquitecto vallisoletano José Miguel de Prada Poole, experto en estructuras textiles que firmó años después el conocido Palenque para la Exposición Universal de Sevilla de 1992. «Hice un edificio revolucionario y curioso. Era neumático, es decir, inflado por aire, cuyos pasillos eran de hielo», explicó el propio arquitecto en una entrevista concedida a ABC de Sevilla en 2007. Tal y como De Padra Poole lo denominó, el complejo se mantenía «como si fuera una pompa de jabón», gracias a unos ventiladores que lanzaban aire sobre un envolvente de plástico y un sistema de puertas giratorias que permitían que el aire no saliese al exterior. Fue, además, en ese tiempo, la pista de hielo con menor consumo de energía. 

ENLACE AL ARTÍCULO DE PRENSA

Afortunadamente, el impacto de la crisis sanitaria por COVID-19 en nuestra provincia no ha sido tan acusado como en otras, como en la Comunidad de Madrid, donde se tuvo que habilitar la instalación del Palacio de Hielo de la capital para el traslado provisional de fallecidos. Más de 40 años después de la inauguración del Hielotrón, hemos comprobado como esta solución constructiva se está empleando, en este caso, como respuesta efímera a situaciones de emergencia.